Planes de acción a nivel de cuencas

El plan de acción a nivel de cuenca establece las metas, los objetivos y los programas de gestión de recursos hídricos durante un período específico, que por lo general tiene una duración entre tres y seis años. Los decisores de la cuenca actúan como intermediarios del plan y es el organismo de cuenca el que da su aprobación final. El plan habrá de estipular las responsabilidades, la distribución de los costos, las líneas jerárquicas y los canales de intercambio y divulgación de información. Es muy probable que contenga una combinación de tareas de infraestructura, de mantenimiento y de actividades no estructurales, pero no es una lista de proyectos potenciales [1].

Figura 1. La Mancomunidad de la Cuenca del Río Jubones en Ecuador es un organismo de cuenca creado por gobiernos locales, provinciales y municipales a fin de coordinar y administrar los recursos hídricos de dichas cuencas. La Mancomunidad fomenta la…

Figura 1. La Mancomunidad de la Cuenca del Río Jubones en Ecuador es un organismo de cuenca creado por gobiernos locales, provinciales y municipales a fin de coordinar y administrar los recursos hídricos de dichas cuencas. La Mancomunidad fomenta la gestión comunitaria de los recursos naturales, la protección de las fuentes de agua y la seguridad alimentaria.

El plan de gestión de cuencas deberá incluir un sistema de informes y rendición de cuentas. Una manera práctica de hacer que los planes de gestión de cuencas sean documentos dinámicos consiste en garantizar su actualización a medida que surja información nueva (informes de auditorías, hallazgos científicos, aportes de las partes interesadas), de modo tal que respondan a las circunstancias de cada momento.

Para evitar tal fragmentación de las soluciones tomadas dentro de la cuenca, los responsables de la gestión de cuencas deben incorporar a su plan aspectos de coordinación. Deben también garantizar que las personas designadas para realizar determinadas tareas tengan la capacidad de trabajar en equipo, y planificar en forma transversal entre sectores y disciplinas. Esto puede implicar una necesidad de fortalecer aptitudes y capacidades [1].

 

Figura 2. Directrices para coordinar el manejo de una cuenca.

Figura 2. Directrices para coordinar el manejo de una cuenca.

Es vital que la información sobre el plan de gestión de la cuenca y su implementación se dé a conocer a las partes interesadas. En aquellos países donde hay un buen acceso a Internet, los sitios web con enlaces al sistema de información de cuenca permiten a las partes interesadas actualizar sus conocimientos acerca de los éxitos y fracasos en el momento y de la manera que ellos deseen.

Cuando se implementan planes, es importante crear un circuito de retroalimentación de modo de garantizar la incorporación de las lecciones aprendidas en el seno del organismo de cuenca y emplearlas para mejorar la gestión.

 

 

Referencia

 

1. GWP e INBO (2009). Manual para la gestión integrada de recursos hídricos en cuencas.

 

 

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