El azufre no está regulado como un contaminante del agua potable primaria, por lo que no existe un nivel oficial de azufre que representa un umbral entre las concentraciones saludables y no saludables. El azufre es requerido por todos los seres vivos como parte de su metabolismo normal, por lo que el cuerpo necesita una cierta cantidad de azufre sólo para vivir.
Cualquier efecto adverso de azufre en el agua potable parece estar relacionados con los siguientes temas:
1. El sulfuro de hidrógeno (H₂S) a veces está presente en aguas de pozo. Los contenidos de pocas décimas de mg/L de sulfuro de hidrógeno, pueden hacer que el agua potable tenga un olor desagradable, más no perjudicial para la salud.
2. Las altas concentraciones de sulfato (SO₄⁻) pueden estar asociados con la diarrea en la salud del hombre. Por esta razón, y por razones estéticas relacionadas con el gusto y el olor, la Agencia de Protección Ambiental (EPA) tiene actualmente un valor estándar de 250 mg/L para agua potable.
3. Las aguas con concentraciones elevadas de sulfato tienden a tener un pH bajo (como en el caso de aguas de drenaje ácido de minas). El pH recomendado por la EPA debe estar entre un rango de 6.5 a 8.5. Es decir, si el olor no es tan desagradable para el usuario, y las concentraciones de sulfato no son más de 250 mg/L, entonces no habría porque preocuparse con el contenido de azufre.